Plataforma emitirá un aviso similar al que se usa en las catástrofes naturales a través de los medios de comunicación y los teléfonos celulares
A partir de la desesperada búsqueda que se realiza de Tomás Bravo Gutiérrez, un niño de tres años y siete meses a quien se le perdió el rastro durante la tarde del miércoles 17 de febrero en la comuna de Arauco, región del Biobío, este tema vuelve a reflotar en la agenda pública.
El viernes 5 de febrero, la Sala del Senado aprobó la moción que busca implementar la Alerta Amber, conocida en numerosos países desde mediados de la década de los noventa y proporciona un sistema para la pronta identificación y recuperación de menores de edad extraviados. Ello, en el entendido que cada minuto que pasa perdido un niño o niña mayor riesgo significa para su integridad.
En lo principal, el proyecto busca que se implemente un sistema de alerta ante la desaparición de niños y niñas, que permita facilitar su búsqueda, especialmente, en las primeras horas de su desaparición, estimándose que uno de los más efectivos es la denominada alerta “Amber” y que busca comprometer a la comunidad en la búsqueda de niños extraviados, mediante el despliegue de acciones coordinadas que permitan la localización y recuperación de estos menores.
La alerta propuesta es difundida a través de boletines en medios de comunicación y también mediante avisos en los dispositivos de telefonía móvil, en forma similar a los sistemas de advertencia creados para los desastres naturales, tales como, terremotos o tsunamis, incorporando avisos personalizados tanto en los dispositivos, portales de Internet y en los canales de televisión.
El proyecto impone a los concesionarios , el deber de transmitir sin costo, en la medida que sus sistemas técnicos así lo permitan, los mensajes de alerta que les sean comunicadas por Carabineros de Chile o la Policía de Investigaciones, en relación a las denuncias que hayan recibido por desaparición de menores edad.
La reacción del menor en estos casos
Para la Sicóloga Educacional, de la Universidad Católica Silva Henríquez, Montserrat Allende, la primera reacción de un infante o menor es desesperación, angustia, pues salió de su zona de confort y especialmente no están sus cuidadores más directos a la vista.
La profesional indica que “los menores son inocentes y no distinguen la maldad, por ello aceptarán ayuda del primer que se cruce en su camino ya que se encuentran en un estado de ansiedad y angustia”.
¿Qué se hace en la investigación?
En el informe de estadísticas policiales del año 2019 publicado en enero pasado por el INE, se informaba de alrededor de 11.000 denuncias por presunta desgracia, claro está que muchas de ellas se aclaran dentro de las primeras 48 horas de realizadas.
Carlos Collao Comisario (R) de la PDI y Especialista en Criminalística manifiesta que “en los casos de adultos perdidos se realiza una recopilación de información y se realiza una línea de tiempo, se consulta al círculo más cercano por relaciones sentimentales, redes sociales, lugares que visitan frecuentemente, si tiene antecedentes y también si llevaba especies esenciales como ropa o un teléfono móvil”.
Para este especialista en el caso de los adultos hay tres tipos de causales en sus desapariciones: por decisión propia, por intervención de terceros y finalmente por causa de un accidente.Distinto es el caso de los menores de edad en que el protocolo cambia y aquí las causales se reducen a dos; la primera por causa de un accidente y la segunda por la intervención de un tercero conocido o desconocido.
“En los casos más mediáticos como el ocurrido en estos días, se genera un exceso de información que necesariamente distrae el trabajo del investigador obligando a las autoridades a cargo a destinar personal para comprobar dicha información, pues es necesario descartar todas las hipótesis” destaca Carlos Collao.
Fotografía: Banco de imagenes PDI
