25 años han pasado, desde aquel 17 de diciembre de 1995 en el cual el ulular de las sirenas de alarma reclamaban a los Bomberos de San Bernardo, para dirigirse a uno de los incendios más complejos que recuerda la historia.
La fábrica química Mathiesen Molypac, ubicada en el sector de Lo Espejo,era un complejo en el que se guardaban todo tipo de compuestos químicos como pinturas, lubricantes, pesticidas y plásticos. Lamentablemente, en la mañana del 17 de diciembre de 1995, se produciría un incendio en la zona de las bodegas, el cual rápidamente se extendió por todo el recinto.
A cargo de la emergencia se encontraba el Comandante del Cuerpo de Bomberos de San Bernardo, Domingo Flores Vallejos.
La magnitud del incendio era clara para toda la ciudad de Santiago, puesto que una enorme nube negra en forma de hongo cubría el cielo de la capital. Por otro lado, la peligrosidad del incendio en cuanto a su toxicidad y a las explosiones que frecuentemente se produjeron, fueron tan grandes, que se debió evacuar a toda la población en un radio de un kilómetro y medio. Quienes formaban en las unidades que concurrieron recordaran que en aquel entonces no contában con los equipos de protección, conocimientos y medios de hoy en día, enfrentando el incendio químico complejo en gran medida con el valor y sacrificio de los voluntarios.
A pesar de la magnitud de la emergencia sólo resultaron una persona fallecida que fue una mujer alcanzada por una esquirla proyectada desde el interior del incendio. La tapa de un contenedor de 200 litros voló cerca de medio kilómetro, alcanzándola con toda su fuerza a varias cuadras del incidente, donde se encontraba cuidando un colegio. En tanto 26 personas resultaron lesionadas
En la Plaza de Armas de San Bernardo, se realizaba ese día la ceremonia aniversario del Cuerpo, el Secretario General ,Hugo Folch, señalaba a la comunidad que la escasa presencia de bomberos en la formación se debía que a esas horas se combatía con valor y entrega por parte de la mayoría de los voluntarios un grave incendio, cuyo hongo negro era apreciable desde el lugar de la formación.
Hoy se recuerda a esos bomberos precedieron a las actuales generaciones en las filas, quienes dejaron muy bien puesto el nombre del Cuerpo y abrieron el camino para avanzar y mejorar técnicas y equipamiento, pero sin perder los conceptos de Unión, Trabajo y Disciplina.